sábado, 3 de marzo de 2012
Olivenza.. De gris perla y oros
Vuelvo a Olivenza en una tarde cárdena y fanfarrona que pretendía intimidar a los tendidos de su recoleta plaza; por donde pululaban gentes de campo abierto, ganaderos y labradores atónitos de ver cómo pasan las ubres de algodón sobre sus besanas y dehesas, sin ni siquiera regarles el polvo del otoño..
Pero parece que no les importa a esta sufrida afición tales desdenes de la madre naturaleza, y ávida de festejos se desplaza solícita a la cita de la ya emblemática feria de la primavera oliventina.. Se poblaron los tendidos en una muy guapetona cifra de tres cuartos de plaza para ver una novillada floja y desrazada aunque pastueña y bonancible pasaron por los engaños sin pena ni gloria ante los flamantes, por recién ascendidos noveles. Los que estuvieron muy por encima de este poco celoso encierro, del que alguno salió con hechuras de torete, alegres que al dar una vueltecita de reconocimiento “burladeril” al ser solicitados con alevosías por algún miembro de cuadrilla dejándose parte de su bagaje fiero, y el resto ante el jaco..Los que le dieron sin medidas y se apagaron como faroles en los primeros compases de alguna alboreá novilleril que si las hubo..
No había visto antes en vivo a estos tres bien vestidos coletudos, que eligieron para tal efemérides tres ternos de preciosa concepción.. El fino y rubiacho llerenense, Tomás Angulo luciera un torero verde botella y oros para esta ocasión. Al que vi con cierta suficiencia y saber estar aunque despegadillo altamente en artista, e improvisar y de como andar ante utreros con más cuajo que estos abecerrados de hoy, en su mayoría..
De añil y oros vistió el otro llerenense y homónimo Tomás Campos, el que anduvo seguro y con el firme propósito de dar la cara esta temporada con ilusión desmedida, dentro de un corte de torero sobrio y rotundo, sin alharacas sobrado de poderío para no dejarse con nadie nada para atrás. Que nuestra señora de la Granada los proteja y los adobe con el color purísima que restallan en las cales de sus paredes, portada natural de Andalucía..
El tercer espada, un sanluqueñito de finas hechuras y mejores trazas, un tal Álvaro “Sanlúcar”
Que presentara un luminoso terno rosa y oros, con aires salerosos de “Juanelo” costeándo los viñedos de la rubia manzanilla, que me hizo recordar aquello sanluqueños contemporáneos en mis tiempos mozos.. “Limeño” Parada, u Ojeda el “latero”..
Este joven novillero dejó unos elegantes y artísticos apuntes de carteles de toros rematándolos con un estoconazo a lo Rafaé Ortega, “El rubio de la Isla” de San Fernando dando un sabroso fin de fiesta de aquella tarde noche con sabor a fado y ha “cantiñas” en Bajo de guía…
Olivenza enamorada…
Aunque nunca en grado sumo
la tarde tuvo armonía,
pues su torera franquía
no vendiera nada en humos
ejercida valentía
fue calando en los tendidos
y en sus enjundias prendidos
hubo solfa y sinfonía;
sin preclara jerarquía
el público le hizo coro
y aunque no saliera el toro
hubo clase en las cuadrillas
y flotó la maravilla
de nuestra fiesta más bella
enfrentada a la querella
sublime de amor y celo
elevándonos al cielo
se desmontera una estrella!...
Fernando naranjo duran
2-3-2012
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