Lonely boy*
Alborea de marzo..
Escudado esta mañana tras un rockero título, el que
utilizara mi contemporáneo, el bueno de Paul Anka para enamorar a una época:
quiero servirme de él para acometer mi tesis sobre un candente tema de ‘ancianetes’
-que es justo lo que soy al día de hoy. Yo que siempre en calidad de ‘simpático-hueso’
-por mi antipática seriedad conocido- al
día de hoy un autentico y acusado solitario, (un actual cimarrón) por no seguir
de ninguna manera cualquier religión de humanoides en paro cerebral; creo que
me voy a alistar en esas concentraciones inusuales como son las anunciadas, por
el colectivo de jubilados; a los que jamás viera manifestarse.
Pero corren
malos vientos por mor de estos más desvergonzados mozalbetes de la nueva política
que se las quieren llevar todas para sus causas “talegarias” (de sus propias
talegas quise decir) y no dudan entre unos y otros, utilizarnos para sus bienes
comunes.
No quiero yo hacer mi opinión ‘póstuma’ como dicen circular por
ahí un interesante artículo filosófico y actual, del fino y buen humorista que
fuera José Luis “Forges”. No, yo no tengo ya una empresa cara al público por la
que pueda temer si públicamente expongo mi opinión y que algún sector de la política
al verse desnudando, lanzara su tropa de felinos sectarios al acoso y derribo
de mis frágiles tenderetes.
No. Solo me puedan ‘desmejorar’ esta humilde
pensión de autónomo, pero como no llega a mil-eurista qué me puedan hacer a mí?
Si ya solo me espera cita con el incinerador y ese solo me podrá churruscar con
mi permiso, el que por ahora no tiene.
A Don Mariano les han salido las ‘habas cocosas’ por no
saber cultivarlas sin abonos abrasivos, y al recolectarlas, sus acólitos se han
llenado las manos de mierda y ahora al ser descubiertos no son capaces de
reaccionar aprovechando el relance de las otras “enjuiciadas corporaciones” que
no acaban de salir de las cloacas, gracias a esa tardía justicia que entretenida
en sus propias funciones domésticas, y adyacentes al café del desayuno para después
atender a cuatro golfos fumadores de
marihuana o a otros tantos belicosos camorristas de fin de semana, a los que si
puedan empaquetar, y no se atreven ir de
frente y por derecho a los que nos están esquilmando el país ante nuestros ojos.
Pues esta tropa de leguleyos no se atreva apuntillarlos de una vez por todas, dedicándose
solo a dar simples capotazos a puerta cerrada: cuando el público en general
está pagando una entrada preferente a plazas de 1ª para “ver” carteles donde se
ajusticien las primerísimas figuras del escalafón político y social; amenizado el
festejo por bandas de música y cuadrillas de picadores, banderilleros; alguacilillos,
avezados puntilleros y dos tiros de mulillas de arrastre.
Para dar cuenta de todos estos ilidiables cornúpetas marcados
con ilustres hierros o captados por cuatreras formaciones políticas que están
dando un peligroso juego en las calles, tales “bous al carrer” amedrentado a la
población civil, en sus cotidianas labores de achique de primeras necesidades, a
punto de perder la serenidad y armada hasta los dientes, estoque en mano
dispuesta a ensartar al primer “berrendo” que asome por sus esquinas. Y todo
volverá a ser como en el 34 que no cuenta la famosa ley de “memoria histérica” pero
sin ejércitos, (por estar convenientemente desarmados) previniendo estas situaciones
finales los políticos al uso.
¿Qué es lo que piensan estos más jóvenes; que los nacidos inmediatamente
tras la guerra civil somos “el arma homicida que dio muerte a la hermana Clara”?
¿Los que incendiaron iglesias y llevaron
al paredón a políticos y renegados? ¿los
que ayudamos a Franco a imponer orden? No; nosotros fuimos los que supimos
aguantar el tirón de la pobreza emigrando a otras latitudes (como es mi caso) a
buscarnos el pan desde muy niños y sin apenas estudios, entre calamidades para
poco a poco salir emprendiendo la dura tarea de crear una familia, tratando de
educarla en el convencimiento del honrado trabajo y el respeto hacia los demás.
Nosotros no merecemos el irrespetuoso trato de los más jóvenes de hoy: los que una mayoría seguimos ayudando a
nuestros hijos en la medida que nos va siendo posible, e incluso a la política rampante
hoy, con la que nos vemos vilipendiados después de ofrecer nuestros votos. Los que
solo se dedican al mariposeo de ir cambiando los nombres a las calles dedicadas
personas que en un momento ayudaron a la sociedad. Queremos que dediquen su labor
al trabajo de atender las vicisitudes por las que pasa la sociedad hoy.
Adecenten dichas calles de borrachos maleantes y drogadictos que atemorizan a la
ciudadanía en los fines de semana.
Queremos menos palabrería histriónica, menos programas
basuras, achicar el escuadrón de la política, y de los que queden, menos rangos
políticos, -tarjetas de créditos con derecho de pernada- y cuando se jubilen
pasen al mismo cuartel donde hacemos guardia los jubilados que hoy se sienten
muy ofendidos por esta lacra social de chulescos aforados. Necesitamos más
policía para hacer guardar el orden que ustedes habéis alterado. Más educación coherente.
Más asistencia médica: menos demagogia: menos violadores: menos maltratadores
de niños y mujeres. Menos bujarrones que puedan consentir tales desmanes para
nuestra convivencia social.
Aprovechemos que estamos en marzo y que los acuíferos están famélicos
amenazando que los grandes ríos no sanearan a su paso las ciudades, y por tanto
las cacas de esta sociedad podrida puedan crear murallas pestilentes donde
nadie pretenda asaltar sus adarves, y así el anunciado final nos atrape dentro
de ellas.
Tengan ustedes medida y piensen que también pasa el tiempo y serán
unos odiados vejetes expuestos quizás al caballo de un nuevo Atila que pueda
patear sus nauseabundas calaveras..
Buenos días.
-Lonely Boy * chico solitario
Fernando naranjo duran
1-3-2018