Dice agosto, el -angustiante-
que al llegar San Agustín
se aproxima justo al fin
de dos fechas importantes.
Un torero y un feriante
acuden a mi hemisferio
aunque distinto el criterio
juntos en la eternidad
y hoy mis versos recordar
en distantes cementerios.
Un veintinueve de agosto
llegó mi hermano Ismael
-cuanto yo, presumo de él-
Más, ya no está entre nosotros.
Hoy agosto enfría el rostro
cual año cuarenta y siete
que enajenó Manolete.
Ismael ya fuera infante
pues nació tres años antes
y aún en sueños permanente,
la dolorosa simbiosis
de un feriante y un torero
que ocupan un día austero
en esta febril diagnosis;
y hoy huyo de la psicosis
que me produce la ausencia
de tan hermanada esencia
desmembrada por la muerte.
Hermano, que mala suerte
vivir esta penitencia..
fernando naranjo duran
29-8-2017