Pastor de pocos corderos
con sonoros cascabeles
hoy se zafa de los medios
que denuncian los desmanes
de sus rumiantes más fieles.
Todo se acaba en la vida
más no de oficiar tragón
‘amanerando’ los géneros
para el uso lucrativo,
cual colega “remendón”
El rumor de sus corderos
solo balan oquedades
y esporádicos consejos
soñando llegar a viejos
en cómodos barandales.
Por bicéfalo e impío
este país no razona,
que orgullo y qué poderío
de sentirse superiores
que ni abdican ni perdonan.
Fernando naranjo duran
15-6-2018
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