La Feria sigue viva.-
Cuando el calendario feriante va dando señales de
agotamiento tras una larga y febril temporada, siempre en mi florecía, esa
sonrisa que ejecuta el espíritu de dentro a fuera por el trabajo bien realizado.
Este año ni a mí, por ya jubilado, ni a mis antiguos compañeros les saldrá esa
sonrisa y solo muecas de dolor, abatimientos e impotencias por el “desastre
natural” sin paliativos de las retorcidas mentes políticas, coadjutoras del dominio
amarillo que se cierne sobre la faz de la tierra aniquilando cuanto encuentra a
su paso. Como si un victorioso ejército trazara su desfile militar de fin de
curso ante nuestros atónitos ojos, y solo fueran los vencidos, mis compañeros
feriantes. Ellos los que más, al ser nutridos por las grandes aglomeraciones,
nuestro recurso más apetitoso, y por tanto ahora los más castigados y menos
atendidos por las administraciones, en las cuales no encajamos ni para tenernos
en cuenta a la hora de repartir pañuelos para secarnos las lágrimas, las que en
otros epígrafes laborales e industriales es un remedio” habitual. Tan solo contamos para ser atracados impunemente
y sin cuartel por las administraciones, estatales, regionales, provinciales y locales
“de ferias y fiestas” o en manos de alguna mafia que otra, cada semana de nuestro
fiel amigo el verano.
Bueno, tratemos de Zafra y de añejos y honestos sentimientos,
que es lo más honrado y sano a que podemos dedicar lo mejor de nosotros, los
mortales de buena voluntad. De Zafra puedo contar y no parar, pero hoy solo
quiero exponer un hermoso detalle que data al menos de once años, que hace que
deambulo por estos medios de Facebook, a los que llegué de mano de un amigo
aficionado a los toros, y para tratar de ellos me quedé por consejo de Mesié “Lamborguini”..
Pero pronto me puse a
escribir al amor y a la mujer; el más bello animal de la verdadera “Memoria
histórica” y no la de Zapatero, al alimón con un juez cazador de serranas monterías.
No es ese mi principal objetivo, y sí aquella persona que un buen día me
hiciera tan suculento comentario que me remitió a dedicar un soneto a su persona,
a la que naturalmente, solo puedo reseñar que nacida Zafra, y que para dicho
soneto se me amontonaron tantos guiones y metáforas que hoy después de tantos
años aún lo sigo acariciando con más o menos fortuna.
Dijo me aquella distinguida Señora: Fernando. ¿No sabes que cuando en mi adolescencia
y durante ese periodo de inocente juventud, fuiste tú, mi “Rebelde sin causa”?...
Les juro que creí morir plácidamente en la gloria de sus palabras. Después ya
no volviera aparecer jamás por mis publicaciones, toda una dama esta Señora, la
que no pudo reprimir sus sentimientos, sabe dios desde cuando bien guardados estuvieran
dentro de su alma, la que al final fue generosa para darme alas y poder entregarme a inundar
renglones, los que aún no han encontrado su final de carrera para exponer esos
hondos y honestos sentires, dignos de seguir reseñando puntualmente cuando en Zafra,
San Miguel decide entregarse en cuerpo y
alma a sus tradicionales ferias fiestas.
Pido desde aquí que todo acabe pronto y bien, y solo quede
el recuerdo de un mal sueño para esta feria y sus feriantes. Y también para que
esta pandemia no cese a esta señora, ¿la que ya debe tener sus años? Como a este su humilde, hoy redactor, poder
seguir contando poco a poco sus vivencias, como si así fuera posible disponer
de la oportunidad de llevarlas a unas simples páginas que den fe de mi paso por
esta vida terrenal, en la que dejaré todo “para ir ligero de equipaje” como
apuntó mi admirado Don Antonio..
¡Viva la feria de Zafra!.. ¡Vivan sus gentes feriantes!! ¡Viva el Rey!! Y ¡! VIVA ESPAÑA!!!
Fernando naranjo duran
04/10/2020
Spring glory.
(gloria de
primavera)
Por amor me
alojaste en tu memoria
y yo ausente en
un tiempo indefinido
fui una nota en
tu acorde sostenido
de obertura
pueril y transitoria.
Tu “rebelde sin
causa” hoy en olvido,
y “al este del
edén” en tu memoria
un “Gigante” en
tú párvula ilusoria
que hoy llega
sin acuse de recibo,
a un feriante y
noctámbulo sin prisas
que busca entre
oxidadas candilejas
luz de gas que
ni en sueños apagó.
La ilusión de
un mercader de sonrisas,
que hoy no
emite, abatido, ni una queja,
por aquello que
el viento se llevó.
Pájaro de la
eterna juventud
que vuelve para
ver como amanece
y árbol de la
vida que da lumbalgias.
¿Tornaron los impulsos de inquietud?
Ha de ser la
ilusión que no fenece
y hoy vuelve
sobre un halo de nostalgias.
fernando
naranjo duran
17-9-2010
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