Cuando hay dolor en el pulso
más se acentúan los trazos,
la tinta se torna densa,
más gruesos son los renglones
y las ondas sensaciones
afloran más de la cuenta.
No siempre escribe bonito
aquel que escribe con sangre:
es un método muy cruel
esperar que brote el rojo
de las arterias abiertas
y ser paciente al coser.
Sin lágrimas y apenado,
solo dentro de sí mismo
sin pedir ayuda a nadie:
nadie que pueda ayudar,
nadie sabe a qué misterio
debas abdicar con aire.
Sabe dios a qué se enfrenta
aquel que decir no pueda
lo que siente muy adentro,
en una simple escritura.
Compadezco a la criatura
por esos malos momentos.
Porque hablar de los dolores
es como hablar a una silla
de rencillas y de amores:
¿qué sabe el que no te
escucha
del dolor que a ti te abunda
y envenena con rubores?.
Fernando naranjo duran
16-9-2018
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