lunes, 10 de septiembre de 2018

Sentires. “El alfarero de Oro”


Sentires.

“El alfarero de Oro”

Siento algo en mi interior -algo así, un cosquilleo- que me invita de nuevo a declararme enamorado por las sencillas y bellas cosas que me devuelven al niño que siempre fui. Una palabra de mujer, o una imagen que no olvido. Un volver a ser el díscolo amante de nuestra fiesta de toros. Una promesa que cumplir. Un estar enamorado y ondear mi pluma al viento. Un decir sin documentos que todo vuelve a su cauce por que tanto necesito, aun siendo un humilde poeta, quiero jugar a ser profeta con bazas a mi favor. Quiero ser aquel Sr que tanto andaba en mis sueños. Quiero ser feliz y pongo empeño para seguir pensando así y por siempre sentir que yo soy mi propio dueño.
Y en esto me desperezo y quisiera comentar cómo en un pueblo de la Mancha toledana de cuyo nombre debo recordar y resaltar: Villaseca de la Sagra. Donde resucitan quijotes y alfareros que blanden sus lanzas en astilleros y en sus llanos, tras una liebre sigue galopando aquel galgo corredor donde edifican placitas de toros coquetas y castizas organizando sus ferias con lustrosas y correosas novilladas en toda su pureza, armadas, con cuajo y condición en línea de su encaste original y morfológico para dar importancia. Fuste y boato a la tauromaquia en este pueblo aficionado.
Como no soy un experto ‘plumilla’ de este epígrafe taurino quiero contar un relieve surgido de una novillada del ciclo “El alfarero de Oro” en Villaseca de la Sagra (Toledo) dejando en el aire el conjunto de la interesante novillada y no haré una crónica al uso de profesionales del ramo: rehúso tal disciplina y reseño la ilusión que me hace acercar al espectáculo de nuestra amada fiesta Nacional.  En donde quitar lo feo y añadir la vergüenza torera según mi manera de ver subjetiva y poética en cada caso.
En este famoso ciclo de novilladas las cuales, menos la primera de Dolores Aguirre, las he estado viendo todas, entresaco la de Baltasar Iban, por encastada y coherentemente presentada para el caso que nos ocupa. Surgiera en 3º de la tarde de nombre “Sartenero” un negrito de finas hechuras y muy “ensillao, o como ahora dicen los nuevos taurinos, “silleto”
Que apareció embistiendo con la cara humillada  y el hocico por la arena como un tejón con una fijeza y franquía digna de todo elogio, al que un buen novillero Francisco de  Manuel, le planteó un recibo capotero con cierto gusto por verse acosado y sorprendido ante la embestida brava y repetidora de este “Sartenero” de Iban que se fue como un rayo hacia el Jaco de picar para después ser franco en banderillas y noble con la obsesión de comerse la muleta en su perfumada embestida; que más parecía no tener final posible. Necesitando otra muleta más oficiada y poderosa que someter con empaque y dejar constancia ante los dioses de la mitología de la belleza onírica de un bravo ejemplar para los anales de los curiosos por la historia. El público no entendido y una presidencia insensible, poco autorizada y ramplona no supo conceder el indulto en esta memorable ocasión de otorgar al bravo “contreras” origen Vizconde de burguillos ahora de Iban. Su matador Francisco Manuel siendo un torerillo de buenas trazas y con muy buen gusto, aún no está capacitado en su corto bagaje para haber sabido llevar al cielo esa faena, por los mimbres que se cortaron  tuvo atisbo de obra celestial.
Fernando naranjo duran
11-9-2018

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