Ya no le canto al amor,
le canto yo a la tristeza
que nos causa el opresor
aun cuando este infiel bosteza
su ansiedad más sanguinaria
y en constante imaginaria
va acuartelando episodios
tras una impía plegaria
a su causa legendaria
motora de tantos odios.
Ya no le canto al amor,
canto ahora a las maldades
que nos causan deshonor
ante ambiguas necedades
por su afán de desgobierno,
prometiendo un brote tierno
a un travestido planeta
-el soñado edén eterno-
obsceno anden del infierno
donde satán es profeta.
Fernando naranjo duran
12-4-2018
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