A esclavo de
mis palabras
me autoriza
el sentimiento,
e incluso ofrecerte
rosas
que, al
decirte amor, mis cosas;
se atropella
el pensamiento.
Si dices que
nada nuevo
pudiera nacer
en mi alma;
a fe mía, lo
repruebo;
y veneno por
ti bebo
renovándome
sin calma.
Pues hablar
de amor revive
el furor en
mis arterias;
cuando mi
aurora te escribe
no sabes
cuanta emoción
acude a mis estrategias.
Si el ritmo
marca la pauta
de mis
versos cantarines
y la
metáfora exhausta
a tu figura
resalta,
qué feliz ¿si
tú me sigues?
Fernando naranjo
duran
26-4-2018
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