miércoles, 30 de diciembre de 2020

Espumarajos.-

 

Espumarajos.-

Si, espumarajos, para despreciar esas necias ambigüedades que hoy recetan los feligreses de extrema hipocresía, popular y activista de nuestra extrema izquierda y sus coetáneos. Espumarajos que un mortal en condiciones de sometimiento es capaz de aventar entre los estertores de una furia por controlar. Espumarajos son los que me están provocando desde hace largo tiempo la memez de un pueblo acomodado a comer sin trabajar, por estar comprado por una mísera dádiva que sale del pellejo de los que tienen el ánimo de ser persona trabajadora, honesta, bienhechora y comprometida con la necesidad de no ser un perro que solo atienda a “la voz de su amo”.

Espumarajos, son los que vierto cuando me encuentro con las tristes noticias de las muertes  que se acumulan a diario, las que el flamante politburó sigue ocultando a este envilecido pueblo que otorga y calla ante tamaño holocausto sin tratar de poner freno a la cantidad de embustes con que se despachan  a través de todos, o casi todos los medios de información, culpables de facto de la ruina de toda la mediana y pequeña empresa, de la que soy un jubilado que contribuyó a lo largo de su extensa y arriesgada vida laboral, para cobrar después una miseria de jornal, mientras esta tropa política se lo gasta con homosexuales y feminazis sin saber estas tribus qué, si llegan al poder los bolcheviques, serán ellos los primeros en caer bajo las tachuelas de sus beligerantes botas, al más puro estilo Ché Guevara. ¡Espumarajos por tanto!!

Espumarajos, me causan aquellos conocidos que solo fueron “amigos” cuando en épocas laborales tuvieron la suerte de disfrutar mis conocidas generosidades, y ahora  padecer un galopante Alzheimer’. Espumarajos por aquellos arrogantes; hoy vacíos, y necesitados de seguir siendo en la calle, momentáneamente “alguien” a costa de lucirse con los demás, y que al verte no dudan en buscar algún chance para abordar y recordar (en este caso y en otros de régimen parecido) que otro, presuntamente gran amigo” El que ahora pasa a ser ¿un conocido que pasea perros? Cuando este, con vitola, cierto fuste y rancio emblema de familia unida y sin ahogos, ahora las está pasando caninas’ y en la soledad más absoluta conviviendo con una fiel y entrañable collera de perritos pekineses.  Abandonado a su suerte este viejo amigo teniendo toda una familia ciertamente acomodada, esta nochevieja se encontrará compartiendo las uvas, como aquel rosario de Nochebuena’s, que compartió mesa y mantel con sus bien cuidados pekineses desde un cómodo pero frío butacón. Y así junto a sus queridos animalitos mañana noche, vía TV verá dar las doce campanadas desde el reloj de la Puerta del sol. ! ¡Qué cosas!  ¿Los espumarajos que me provocan?

Quizás no sea la más amable y ortodoxa de las maneras a emplear para despedirme un año más, pero, inevitablemente me sigue provocando espumarajos’ este agrio y desatento comportamiento de tan necia e intolerante ciudadanía para con los que fueron amigos,  así como ‘con los suyos propios’ y todo esto a la hora de despedir este infausto año 2020.

Fernando naranjo duran

30/12/2020

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