De Eutanasias y
olé.-
Da miedo
reconocer el género de vicisitudes a que se somete el ser humano. ¿Quién me iba
decir a mí, otrora tan convencido de la necesidad de autorizar la Eutanasia,
para aquellos que sufren el dolor de su inmovilidad corporal, junto a la
impotencia de los suyos por no tener más recursos con que aliviar tan dolorosa
existencia, que hasta la lucidez de su cerebro, negada a seguir causando inmisericordes
sacrificios a familia y médicos, pide acabar con la angustia de seguir vivo.
Cuando ahora después de casi un año con la
llegada de esta dañina bacteria de diseño que ha causado tanta muerte gratuita, en gran parte por el
desorden causado por este politburó reinante y genocida que, a la sombra del
rayo exterminador enviado por el hombre amarillo, aprovecha la ocasión y se
despacha inverosímiles decretos ley, y clausulas
como esta tan temida. La que nadie sabe cómo se ha de administrar, pues, aunque
sobre el papel la dibujen de color tenue, a saber, cómo después los
funcionarios de turno recibirán ordenes de cuándo y cómo han de ejecutar dicha
herramienta mortuoria.
Hoy, día diecisiete de diciembre anclado en este cruel y homicida 2020, aún en curso, no las tengo todas
consigo. No me fío del gabinete que no supo estar a la altura, a sabiendas de
la llegada del coronavirus, y que indecentemente obviara preparar su
recibimiento, prefiriendo jalear por todo
lo alto entregado en cuerpo y alma a ese nuevo modelo del orgullo de ser
¿mariquita el hombre, y hombruna la mujer? Si cuando desde que el mundo es
mundo siempre hubo de todo este género y solo en países sin civilizar y hombres
degenerados se atrevieron y se siguen atreviendo a hostigar a quienes se
encuentran en esos parámetros. Con todo el cemento que se fabrica hoy en España,
y la cantidad de parados existentes, ¿Cómo no hacer uso de tal oportunidad para entre todos edificar más celdas de
castigo? Que de tal manera sean también ocupadas por aquellos que abusan de
nuestra indefensa infancia ¿ya sean
curas, o políticos? como a toda clase de rufianes que mienten y engañan impunemente
a este pueblo incauto, ¿o vago y maleante? que busca jalar del que se esfuerza
y trabaja para el FISCO: sistema ruin y confiscatorio que sirve de paraíso
terrenal a políticos y administradores de amplios despachos, como monárquicos
al uso. Para todos aquellos, que incumplen con el resto de la tropa enana, se
levanten sin paliativos los más altos muros correccionales.
Más, líbrese el
pueblo de levantar la voz, por cuantos atropellos sufra al paso ufano de la “nueva
modalidad” que ha llegado el fascismo, como siempre de la mano de nacionalistas,
‘salvadores del obrero’, donde éste consigue el primero en ser apartado de
empleo y sueldo y como silenciado, portador de una cartilla de racionamiento pasar
a ser un número más ante el portal de las caridades humanas y bancos de
alimentos de los religiosos de Cáritas, que cuando a estos se les acabe, el prestigioso’
padre Ángel nos hará guardar colas en los nuevos hangares de auxilio social, una
vez se hayan alistados los lustrosos musulmanes venidos a suplir a nuestro
ejército y fuerzas de orden público, que si dios no lo remedia se pondrán al
mando de desaliñados perroflautas y amanerados de chaquetas negras, una vez desautorizado
el elenco militar de casacas verdes y tricornios a la vieja usanza, ángeles custodios
del pueblo llano.
Ahora ya no pretendo
aquella eutanasia, hoy autorizada, la que quizás como purga sin ricino, me pudiera
ser administrada en cualquier momento con toda gentileza.
fernando naranjo duran.
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