De cuando en cuando, Feliz Navidad
¿Feliz Navidad?
Qué sencillo es escribir en estas fechas desde estos
modernos medios de comunicación -como un slogan al uso- ¡Feliz Navidad!! eso
sí, y no lo dudo; con la idea de hacer llegar cariño en ese efímero mensaje,
capaz de causar un minuto de ilusión al destinatario - hipotética realidad de
la Navidad- cuando es tan solo es una autorizada utopía a través de los
tiempos; la que nadie se atreve a desmontar.
Primero porque al
mesianismo religioso le interesa para no dejar posibilidad de escape a la
feligresía cristiana. Aunque no festeje
paralela a esas otras religiones que ofician a ultranza para que en su redil ni
una sola oveja cause baja por las fauces del ocio y el comercio, motor de todo
movimiento social y económico. Manjar apetitoso de todo país que se precie, que
no a las almas, hoy tan desvirtuadas y manoseadas por criterios varios.
Nunca, desde que un servidor oficiara con uso de razón fue
capaz de recopilar una Navidad plena y rotunda, siempre hubo algo que lamentar
en los caminos del trashumante que fui desde una temprana edad.
Las épocas fueron precarias en comodidades, como en
soluciones farmacéuticas y cuadros médicos, de todo escaseó, y solo una ufana
mortandad campeaba de familia en familia, que acuestas con ropa y brazaletes
negros en chaquetas y gabanes hacían ostensibles las pérdidas familiares. La
triste Navidad supo así acompañarnos a la mayoría de los españoles en la
posguerra y sucesivos años de hambrunas.
Esta cruda realidad dio ingeniosos actores a nuestro cine
negro, los que magistralmente supieron encoger el alma pueblerina sobre
aquellas rudimentarias butacas del diminuto local del cine “Club Serrano” en la
pequeña barriada de Jabugo; El Repilado, donde di mis primeros pasos, y aún
recuerdo la influencia militarista en los primeros filmes “El santuario no se
rinde” o “a mí la Legión” protagonizadas por Alfredo Mayo, y algunos que otras
tragicomedias de corte sentimental, ¿cómo después de aquello y del frío
que se pasaba al salir de la sesión mi alma infantil iba a dormir tranquila en
aquellas lejanas navidades?
Después llegaron los grandes cineastas de la época de la
mano de J.L. Berlanga, Benito Perojo. Sáenz de Heredia, y gente como Manolo
Morán. Don Pepe Isbert. Fernán Gómez. López Vázquez. Elvira quintanilla. Lolita
Sevilla. Que entre sonrisas, lágrimas y precariedades escenificaron “Bienvenido
Míster Marshall. El Verdugo. O “Plácido” que últimamente se ha dado en una
cadena TV 13, en donde la trama era la noche de nochebuena,
entre élites de gente rica” de cuándo era costumbre de hacer “glamurosas humanidades” para la galería,
(ahora también; aunque de distinta manera) trayendo a su fastuosa mesa de
navidad un pobre” para ofrecerle solo por esa noche una opípara cena, que por
engullir con necesaria avidez tal cantidad, tener que llevarlo aprisa
y corriendo al hospital más cercano, o a
la casa de su "amigo el médico" el
que también podrían tener “su
pobre” para tal ocasión..
En la más reciente actualidad, los extremistas políticos y
sus acólitos sindicalistas-activistas se pavonean degustando mariscadas y Pavo”
en Casoplones” en plena Navidad. Véanse: Sánchez. Puigdemont. Pujol. Iglesias y
el simplicio de Echenique"y Torra. Sin nombrar a los de la derecha, los
que visto lo visto ahora son “extremistas, también y así un largo etcétera, el que sería imposible “retratar” en este foliom,
como a los que llegaron con una mano
atrás y otra en el triángulo de Scarpa” para someter a toda una nación.
¿Siguen creyendo que
la Navidad tienen colores para la gente humilde? Quizás “el rojo” de los extremos abanderados,
los que hoy solo hacen sonrojar las mejillas a sus votantes (los más honestos) La
Navidad sigue sin convencer a mis más genuinos y éticos principios. La loca vanidad se apodera de todo
sentimiento humano.
Fernando naranjo
duran.
26-12-2018
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