Desde Aracena, con amor.
Desde una fría pantalla de TV, en directo un festejo taurino
(en este caso, menor) observé una
emocionante becerrada en el más hermoso enclave
de la sierra de Huelva, en Aracena;
regenta ella, del conjunto de los Picos de Aroche, donde he tenido que
contener la indignación por segunda vez desde que el año pasado observara otra
final en casi idénticas escenas representada por el dúo compuesto por
Enrique Romero, y Ruiz Miguel, antiguo
matador de toros “cañaiya” forjado en
“corridas duras” de hace algunos años.
Ahora “toreando al alimón” con el susodicho Enrique Romero, periodista
en labores de información taurina, tan elemental como pedagógica que ya desde
las becerradas debieran formar a futuros aficionados, siendo más claros y
honestos en divulgar la esencia del espectáculo con más seriedad y prudencia.
Pues descaradamente
barren para casa, afeando (en este caso) las faenas de los torerillos
extremeños. Anteponiendo en demasía el juego de los novillos, menospreciando y
achicando así el mérito de estos chaveas nacidos en “el corral de la vecina”
Extremadura. La que ahora aporta su selecto elenco torero, sobreponiéndose al
rigor establecido por nuestra querida Andalucía, (otrora dueña y señora del
arte de Cúchares”) el que hoy necesariamente tiene que compartir con el resto de la torería nacional. En este caso, el
despertar torero de nuestra entrañable vecina, Extremadura; en la que resido.
Mi disgusto es manifiesto por razones de sobra conocidas por
seguidores de estas retransmisiones que nos ofrece con meridiana asiduidad
nuestro Canal Sur, y en este caso se jugaba esta última becerrada del Certamen entre las escuelas taurinas de
Extremadura y Andalucía, en la que se alzaron para llegar a finalistas en muy
reñida y segunda ocasión en la que se premió a un alumno representante del El
patronato de Badajoz. Tomás Campos, nacido en la histórica ciudad de Llerena,
al que no había visto anteriormente, pero juro haberme sobrecogido ante la
seriedad, la templanza, y el gusto con que este “novillerillo se ha desenvuelto
ante la cara de sus dos erales del hierro del también onubense, Miguel Ángel
Millares.
En este año, el final del mencionado certamen, -2010-2011-
se celebró en la capital de mi sierra: Aracena. Coqueta y repajolera plaza que
estuvo a rebosar con sus tres mil quinientas localidades para presenciar y
animar a estos futuros matadores de toros para honor de nuestra fiesta
nacional.
No me fue posible esta vez atravesar el río Sillo, que
delimita Extremadura con Andalucía, en mi provincia de Huelva. No tuve ocasión
de desplazarme y allá encaramarme a los tendidos de ese bello y encalado coso
serrano y ser uno más en jalear lo que allí pasó durante el apasionante
espectáculo que suelen dar las novilladas, siendo para mí lo más integro,
sagrado y profundo en las entrañas de nuestra fiesta, ¡sin trampa ni cartón!
Estos noveles no saben de trucos que los induzca al engaño
de un público entregado, sapiente o desinformado pero ávido de entregarse al
digno espectáculo donde se juega de poder a poder con toda verdad, a la vida y
a la muerte, entre el hombre y la fiera.
Por nuestra sierra pasaron, quizás en peores condiciones
naturalmente en plena posguerra, aquella sevillanía de Manolo González, (torero
y ganadero después que instaló su feudo en Monte San Migue (tan de Aracena.)
Después, el arrostrado valor de nuestro paisano Miguel Báez Espuny, el tercero
de los “Litri”. Al que siguieron otras
figuras como Diego Puerta conocido como “Diego Valor” y su compadre Paquito
Camino, el mejor de los mejores (Con permiso de Don Ordóñez) Y así, todo un
rosario de torerillos que alcanzaron después la gloria torera en los cosos de
esta España bendita.
Los novillos, estuvieron muy bien presentados y con ‘guasa’
para estar delante con valentía y oficio, por lo que algunos se fueron a mejor
vida sin ser sometidos a los cánones de la justicia toricida. Y una vez más
vuelven a sucumbir los cachorros de las escuelas andaluzas, en favor de la
extremeña, que da su segundo aldabonazo tras el pasado año, que se alzara
igualmente la majestad de Rafael Cerro, como ganador en Almonaster) y ahora
este, Tomás Campo, el cual atesora un sentido del temple y una despaciosidad al
torear, que da susto pensar siquiera
donde podría llegar este barbián extremeñito si es que las cosas le
ruedan.
A pesar de la influyente presencia de la familia Espartaco,
benefactores del rubio alumno de Espartinas, Borja Jiménez, no se pudo alzar
éste con el 1º premio ni tampoco con el 2º que consiguiera Juan Romero” el
Zorro”, de la escuela taurina cordobesa, de buenas trazas y honduras, ocupando
con dignidad la segunda plaza del Certamen.
Mi sierra, ya se portó el pasado año, en la singular
Plaza-Mezquita, encaramada en lo más pintoresco de Almonaster. Pueblo serrano y
flamenco que compone arte y atesora este bello paraje de mi Onuba, el que
gentilmente muestra Canal Sur TV a todos
los foráneos que tienen la suerte de contactar con estos eventos, los que
últimamente se vienen sucediendo allá a la verita de mi pueblo.
-A Tomas Campo-
Mi sierra puso el romero
también tomillos y jaras
y en esta tarde
tan clara
un fino tenor
jilguero,
trinó de niño
torero
y se detuvo la
brisa,
para torear sin
prisa
como el junco a
la rivera
que discurre
lisonjera
con aires de
pitonisa!
Y castaños y
quejigos
junto a
barrancos rojizos,
jubilosos y
castizos
sumaron se de
testigos,
desfecharon sus
postigos
allende mi
serranía,
cuando el sol
languidecía
aquel niño de
Llerena
se despidió en
luna plena,
y hasta un búho
le aplaudía.
Fernando naranjo
1-8-2011
@registrado el derecho de autor.
De mis viejos baúles…
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