Holocausto.
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¿En qué
hemos convertido nuestro hermoso país?
¿Qué demoníaca maldición nos ha gafado? Tantos ataúdes que solo creo
fueran superados en 1936 en nuestra guerra entre hermanos; o aquella que
libraron los nazi-onal-socialistas desde 1939 al 1945. Sucesores de los que
profesaron la misma religión en la vieja Alemania. Los qué ayer se
entretuvieron afanosamente en una siniestra matanza, asesinando y
“evaporizaron” a los hijos de Abraham. Desgraciadamente hoy tan enraizada en
los que como emperadores gobiernan y someten en nuestra patria; donde se fue
apagando aquel sentir patrio que supo dar un paso al frente para detener todo
mal que acechara nuestro sentir de quijotes.
Insólito que
hoy nos gobierne un gabinete hecho de fraudulentos y desgraciados retales de
inapropiadas procedencias, las que improvisadamente tratan de gobernar este
viejo y culto país, cuyo idioma domina un contingente de casi cuatrocientos
millones de seres. No es de recibo que una pandilla de desalmados con chaqueta
y sin chaqueta traten de conducir un pueblo de tamaña categoría, a base reales
decretos elaborados en el zaguán de un palacete en mangas de camisa, tratando
de aborregar y postergar a una obediente ciudadanía, ofreciéndole un apesarado
salario (sin trabajar) impidiéndole su iniciativa propia y libertad de
expresión tan característica en países dominados por la autocracia de modelo
bolchevique.
¿Es que un
país que sale a desayunar todas las mañanas al café de enfrente y después de la
hora del Ángelus se acoda en los mostradores y terrazas de nuestros bien
acondicionados bares a dilucidar sobre los bien pagados jugadores de nuestra
liga de élite profesan la religión comunista?
Porque del
arte de Cúchares (se nos tiene prohibido hasta de asistir por esta tropa
nacional socialista en los brazos de independentistas de tres al cuarto) la que
sigue dando oportunidad de hacer descontrolados y magnos botellones,
generadores de broncas entre nuestra juventud, dejando tras de sí una estela de
suciedades impropias de un país civilizado.
Como sin observar
la hora de cierre de bares de copas y putiferios en los centros de la ciudad,
violentando el descansar a los que tienen que salir temprano a trabajar, como
aquellos que ya lo hicieron y merecen un sosegado descanso, interrumpido por
los noctámbulos de turno que pasadas las tres de la madrugada aún siguen
vociferantes en sus noches de farras. ¿A todos estos les interesaría un régimen
comunista?...
Mientras
realizo esta modesta queja, continúan las ambiguas arengas políticas en los
medios afiliados al Régimen. (en su mayoría comprados con suculentos salarios)
deslizándose entre aquelarres
informativos su embustero viajar a ninguna parte con palabras zarandeadas, de
vaciado y viciado contenido, en amañadas ruedas de prensa que nos tienen hasta
las pelotas a la gente seria que observa como solo han venido a meterse en
nuestros hogares para martirizarnos mientras dejan pasar el tiempo sin legislar
nada coherente y de provecho para la atemorizada ciudadanía, que no se atreve a
decir ni mú, ante esta especie de “gendarmes desconocidos”.
Ahora cuando
lleguen a obligarnos a pagar lo que con su vehemencia han ofrecido alegremente
a los damnificados, será hora de hacer cuentas y pedirles cómo después de
encerrado todo el país, y cerrar toda la industria arruinando el país por su
negligente y arbitraria manera de obrar,
en pos de los enemigos de nuestra
fe y la justicia de los hombres, hoy tratando de manipular a su antojo.
También habrá que solicitar un serio y severo juicio como aquel de Nuremberg, y
desterrar su desfasada religión bolchevique, que tanto somete y maniata a los
seres humanos en pleno siglo XXI.
Fernando
naranjo duran
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