domingo, 15 de noviembre de 2020

Las botas de Franco.

 

                                                  Las botas de Franco.

                                        

 

Uno que nació sobre las huellas de las  botas de Franco -aunque sin temores-  porque mis padres solo abanderaron el sacrificio de criar su prole honesta y humildemente sin temor alguno de verse atemorizados, y solo por los duros inviernos o el inclemente sol de los veranos secos, que no lograron diezmarnos en ningún momento. Muy al contrario nos hiciera fuertes, enseñándonos a llegar vivos hasta estos instantes,  ya de mayor, que uno empieza añorar aquella época, en la que hubo más respeto por las cosas ajenas y menos poblada de granujas, naturalmente; con menos problemas de supervivencias e innecesarios escarceos políticos, que al día de hoy ya nos duele la cabeza y el corazón de tanto tipejo burlesco, difamador; insaciable, tragón y nauseabundo aforado; a los que dios debiera ya de enviarles algún castigo de manera cruel y despiadada, a ver si acaban de, dar tanto por culo, dejando trabajar al que quiere y lo necesita dentro del respeto a los demás. 

 

Estos planteamientos que hoy me hacen volver la vista atrás, cuando niño iba de feria en feria, y en mis horas de asueto aquellas escapadas por los aledaños del Real de turno. Recuerdo, ir junto a mi inseparable hermano Ismael, a curiosear por aquellos rodeos donde solían converger labradores y ganaderos, tratantes y gitanos en su comercio de bestias para labores de campo y  transportes intramuros, -entonces un mercado necesario- puesto que aún no había maquinaria agrícola y casi todo el transporte amén de aquellos viejos vehículos de transportes residuales americanos, rusos, franceses y alemanes recuperados de la pasada guerra, aún se movía en provincias con la energía mular y caballar.

 

En estos descampados donde solían concurrir los desalmados antes mencionados; en aquellas mañanas de ferias cuando todo un gentío se arremolinaba entre improvisados tinglados de lonas, donde las bebidas eran refrescadas en rudimentarias orzas, con barras de hielo  y paja. Y no así el “agua de fuego” (véase coñac, vinos y aguardientes y demás brebajes) expendidos a veces por “alegres” mujeres que vendían el placer de disfrutar sus carnes a rufianes y catetos, como a todo aquel deseoso de un “homenaje carnal ” tras largas jornadas de trabajo, entre tanto, no muy lejos de aquellas improvisadas “suit’s de amor y goces” se instalaban los “burlangas’ ‘trileros” arropados por ‘chivatos’ y solapados ‘ganchos’ dispuestos a ‘chorarles’ el alma si fuera preciso a todos  aquellos tolay’s, a  los que la avaricia los hiciera volver a casa en pelotas.

 

 Estos caballeros del palique no se arredraban, por disponer previo amparo, por sus trabajos de confidencias a  la guardia civil y la policía secreta, e instalados también en los centros más visitados de cada ciudad o población para seguir timando y desplumando a todo julay viviente. Y así un día cuando uno no contaría más de  nueve o diez años, me detuve a mirar en un corrillo donde éstos bolicheros” solían formar corros en torno a una improvisada  mesa para burlar  las -tres cartas- o su “molaina”  bajo unos soportales existentes en la Plaza Mayor cerca del ayuntamiento de  Fregenal de la Sierra, cuando absorta mi párvula niñez en aquellas peregrinas maniobras’ apareció mi padre, y a mí hermano y a mí se nos helara la sangre.. 

 

Nuestro progenitor, que nos había dado permiso para ir a la Plaza de Toros, a ver  entrar a los toreros de aquella tarde junto a sus cuadrillas” al ver que tardamos  fue a buscarnos a Ismael y a mí  y al sorprendernos observando aquellas acciones  nos llevó cogidos de una oreja, hasta llegar a nuestras atracciones; casi trescientos metros de tal guisa. Y de esta manera nos hizo ‘entender’ a mi hermano y a mí, que rondar tales situaciones estaban prohibidas para toda la vida. Y toda esta retahíla viene a cuento, poniéndome a pensar ¿si nuestro progenitor levantara la cabeza y viera que tal procedimiento lo han adoptado para su bien” la clase política que hoy nos acoge? No podría más que volverse a su mundo etéreo y celeste  sin despedirse siquiera.

 

Por esto uno añora la disciplina de aquel general bajito, nacido gallego y provisto de un espíritu marcial que tanto haría falta en estos momentos de múltiples desordenes a nivel nacional. Cuando en los hemiciclos del Congreso, groseramente insultan los más facinerosos, a los más serios representantes del Pueblo. (Porque  financiarse  bajo cuerda es santo y seña de todos ellos) y viles y rufianescos personajes se adueñan de las calles a su antojo las plagan de “activistas” a sueldo fijo, esos que  vapulean  a la mismísima autoridad implantada por nuestros elegidos, “legisladores de la Ley y el orden”. El género humano necesita responder con firmeza para restablecer cánones necesarios para una cívica convivencia ahora en desbandadas y peligrosos extravíos.

 

De no ser de esta manera, habrá una abierta provocación a lucha armada entre los pueblos de España, dando así lugar de nuevo a florecer amapolas y crisantemos en los prados y calles de nuestra bicéfala y maltratada  patria, que sin rubor alguno muestra de nuevo al mundo sus venéreas vergüenzas, por donde navegan las peores mezclas que adoctó la vieja Iberia, violada por tantas razas invasoras a lo largo de la historia. 

 

Es necesario e inminente que alguien sepa sacarnos de este atolladero en que nos vemos envueltos por las impías gestiones generadas desde 1978 las que abolieran  la educación escolar para todos en igualdad: se desarmó a todo un ejército que les pudiera pedir cuentas aquellos y a estos  recién “aforados” ansiosos por un nuevo régimen que abone el “perjuicio” y los “achares’ de los cuarenta años vividos  paz, y no menos armonías,  conseguidas por los regímenes anteriores a estos caballeretes” que hoy  se adueñan de las calles, pudiendo  disfrutar de grandes y vitalicios sueldos y superfluos acomodos.

 

Robándoselos como siempre a los más necesitados; jubilados, mileuristas” y autónomos, a los que después de una cantidad de años de ser fieles contribuyentes, hoy asustados no reciben ni la mitad de lo que ofrecen estos gobiernos y oposiciones títeres, al ingente marroquí, africano y gente de mal vivir, llegados de los países del Este en nefasta y clara mayoría, una silenciosa y denigrante invasión para engrosar en las listas de vergonzantes votos, en favor de políticos sin entraña sedientos de todo poder.

 

Hoy una “Mara de delincuentes de profesión activista” pagada por otras potencias extranjeras dan a poyo a una hipotética y retrógrada república, que lejana del honesto y serio espíritu de don Antonio Machado, o del justo y brillante filósofo que fue  Platón; hoy se hace más que nunca necesario oír las pisadas de unas botas que hicieran retroceder a tanta chusma como se está alimentando con nuestra sangre y recursos humanos aterrorizando a nuestras familias. ¡Esto debe acabar lo antes posible!

 

Fernando naranjo duran

 

16-11-2017


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