Las botas de
Franco.
Uno que nació
sobre las huellas de las botas de Franco
-aunque sin temores- porque mis padres
solo abanderaron el sacrificio de criar su prole honesta y humildemente sin
temor alguno de verse atemorizados, y solo por los duros inviernos o el
inclemente sol de los veranos secos, que no lograron diezmarnos en ningún
momento. Muy al contrario nos hiciera fuertes, enseñándonos a llegar vivos
hasta estos instantes, ya de mayor, que
uno empieza añorar aquella época, en la que hubo más respeto por las cosas ajenas
y menos poblada de granujas, naturalmente; con menos problemas de
supervivencias e innecesarios escarceos políticos, que al día de hoy ya nos
duele la cabeza y el corazón de tanto tipejo burlesco, difamador; insaciable, tragón
y nauseabundo aforado; a los que dios debiera ya de enviarles algún castigo de
manera cruel y despiadada, a ver si acaban de, dar tanto por culo, dejando
trabajar al que quiere y lo necesita dentro del respeto a los demás.
Estos
planteamientos que hoy me hacen volver la vista atrás, cuando niño iba de feria
en feria, y en mis horas de asueto aquellas escapadas por los aledaños del Real
de turno. Recuerdo, ir junto a mi inseparable hermano Ismael, a curiosear por
aquellos rodeos donde solían converger labradores y ganaderos, tratantes y
gitanos en su comercio de bestias para labores de campo y transportes intramuros, -entonces un mercado
necesario- puesto que aún no había maquinaria agrícola y casi todo el
transporte amén de aquellos viejos vehículos de transportes residuales americanos, rusos, franceses y alemanes recuperados de la pasada guerra, aún se movía en
provincias con la energía mular y caballar.
En estos
descampados donde solían concurrir los desalmados antes mencionados; en
aquellas mañanas de ferias cuando todo un gentío se arremolinaba entre
improvisados tinglados de lonas, donde las bebidas eran refrescadas en
rudimentarias orzas, con barras de hielo
y paja. Y no así el “agua de fuego” (véase coñac, vinos y aguardientes y
demás brebajes) expendidos a veces por “alegres” mujeres que vendían el placer
de disfrutar sus carnes a rufianes y catetos, como a todo aquel deseoso de un
“homenaje carnal ” tras largas jornadas de trabajo, entre tanto, no muy lejos
de aquellas improvisadas “suit’s de amor y goces” se instalaban los “burlangas’
‘trileros” arropados por ‘chivatos’ y solapados ‘ganchos’ dispuestos a ‘chorarles’
el alma si fuera preciso a todos
aquellos tolay’s, a los que la
avaricia los hiciera volver a casa en pelotas.
Estos caballeros del palique no se arredraban,
por disponer previo amparo, por sus trabajos de confidencias a la guardia civil y la policía secreta, e
instalados también en los centros más visitados de cada ciudad o población para
seguir timando y desplumando a todo julay viviente. Y así un día cuando uno no
contaría más de nueve o diez años, me
detuve a mirar en un corrillo donde éstos bolicheros” solían formar corros en
torno a una improvisada mesa para
burlar las -tres cartas- o su
“molaina” bajo unos soportales
existentes en la Plaza Mayor cerca del ayuntamiento de Fregenal de la Sierra, cuando absorta mi
párvula niñez en aquellas peregrinas maniobras’ apareció mi padre, y a mí hermano
y a mí se nos helara la sangre..
Nuestro progenitor,
que nos había dado permiso para ir a la Plaza de Toros, a ver entrar a los toreros de aquella tarde junto a
sus cuadrillas” al ver que tardamos fue
a buscarnos a Ismael y a mí y al
sorprendernos observando aquellas acciones
nos llevó cogidos de una oreja, hasta llegar a nuestras atracciones;
casi trescientos metros de tal guisa. Y de esta manera nos hizo ‘entender’ a mi
hermano y a mí, que rondar tales situaciones estaban prohibidas para toda la
vida. Y toda esta retahíla viene a cuento, poniéndome a pensar ¿si nuestro
progenitor levantara la cabeza y viera que tal procedimiento lo han adoptado
para su bien” la clase política que hoy nos acoge? No podría más que volverse a
su mundo etéreo y celeste sin despedirse
siquiera.
Por esto uno
añora la disciplina de aquel general bajito, nacido gallego y provisto de un
espíritu marcial que tanto haría falta en estos momentos de múltiples
desordenes a nivel nacional. Cuando en los hemiciclos del Congreso,
groseramente insultan los más facinerosos, a los más serios representantes del
Pueblo. (Porque financiarse bajo cuerda es santo y seña de todos ellos) y
viles y rufianescos personajes se adueñan de las calles a su antojo las plagan de
“activistas” a sueldo fijo, esos que
vapulean a la mismísima autoridad
implantada por nuestros elegidos, “legisladores de la Ley y el orden”. El
género humano necesita responder con firmeza para restablecer cánones
necesarios para una cívica convivencia ahora en desbandadas y peligrosos
extravíos.
De no ser de
esta manera, habrá una abierta provocación a lucha armada entre los pueblos de
España, dando así lugar de nuevo a florecer amapolas y crisantemos en los
prados y calles de nuestra bicéfala y maltratada patria, que sin rubor alguno muestra de nuevo
al mundo sus venéreas vergüenzas, por donde navegan las peores mezclas que adoctó
la vieja Iberia, violada por tantas razas invasoras a lo largo de la
historia.
Es necesario e
inminente que alguien sepa sacarnos de este atolladero en que nos vemos envueltos
por las impías gestiones generadas desde 1978 las que abolieran la educación escolar para todos en igualdad:
se desarmó a todo un ejército que les pudiera pedir cuentas aquellos y a
estos recién “aforados” ansiosos por un
nuevo régimen que abone el “perjuicio” y los “achares’ de los cuarenta años
vividos paz, y no menos armonías, conseguidas por los regímenes anteriores a
estos caballeretes” que hoy se adueñan
de las calles, pudiendo disfrutar de
grandes y vitalicios sueldos y superfluos acomodos.
Robándoselos
como siempre a los más necesitados; jubilados, mileuristas” y autónomos, a los
que después de una cantidad de años de ser fieles contribuyentes, hoy asustados
no reciben ni la mitad de lo que ofrecen estos gobiernos y oposiciones títeres,
al ingente marroquí, africano y gente de mal vivir, llegados de los países del
Este en nefasta y clara mayoría, una silenciosa y denigrante invasión para
engrosar en las listas de vergonzantes votos, en favor de políticos sin entraña
sedientos de todo poder.
Hoy una “Mara de
delincuentes de profesión activista” pagada por otras potencias extranjeras dan
a poyo a una hipotética y retrógrada república, que lejana del honesto y serio
espíritu de don Antonio Machado, o del justo y brillante filósofo que fue Platón; hoy se hace más que nunca necesario
oír las pisadas de unas botas que hicieran retroceder a tanta chusma como se
está alimentando con nuestra sangre y recursos humanos aterrorizando a nuestras
familias. ¡Esto debe acabar lo antes posible!
Fernando
naranjo duran
16-11-2017
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