miércoles, 18 de noviembre de 2020

El cabreo nacional


 

                                          Cabreo nacional.

Con este adjetivo mundano y coloquial, desde mi indignación más profunda, quiero comenzar hoy mi exposición personal de cuanto me daña, con solo observar” las noticias, las que a pesar de tener este gobierno todos los hilos de la información en sus manos, con solo lo que dejan entrever en nuestro panorama habitual, ya es suficiente para estar aterrorizados y a la espera de todo lo peor para nuestro bienestar y el de nuestros hijos y nietos.

No quiero en esta ocasión cargar contra los dos delincuentes elegidos para el infausto episodio de hundir a un país tras una elección malandrín con amaños y resultados impunes, el que asombró a todo el orbe mundial. Cuando sujetos de esta misma calaña, hoy abarrotan las cárceles de España, Hispanoamérica y países del Este, tuvieron que ser ellos los  elegidos por algún loco visionario empeñado en dar carpetazo al orden mundial y a la democracia en esta parte del mundo civilizado.

Hoy tampoco reclamaré cargo alguno a esos ‘limpia-botas, bufones, capaces de matar a sus padres por unas míseras migajas, las que dan viles cuatreros a sus canes de presa, los que  salvaguardan sus espaldas en mítines o saraos de sociedad.  Como a carroñeros “gaviotas” que sobrevuelan triperos” tras los inmundos desperdicios al rebufo y estela de la ufana singladura que navega el buque insignia del politburó de turno.

Tampoco traeré de una oreja a los pancistas, chaqueteros de toda la vida, los que se cambian  de camisa, o acera, cada vez que el aire trae el color del caramelo. Más, con todos estos juntos, aún no son un número importante, como aquellos que miran hacia otro lado por tener el buche bien repleto a costa de los estraperlos  y garnachas innombrables” de todo tipo. Ni aquellos pedantes comunes, ilusos que, por fardar en sus retrógrados y ambiguos ambientes, van de activista y “rebeldes sin causa” capaces de vender su alma al diablo con tal de ser hinchas reconocidos del equipo que lidera la liga política; esos que pegan fuego a las calles, para dar trabajo a herreros y cristaleros del lugar, y de paso buscar la ruina a sufridos comerciantes crucificados por los clavos de este nuevo gobierno bolchevique.

Pues ni todos ellos juntos, son mayoría frente a esa supuesta suma de 47 millones de seres que componen nuestra piel de toro. A esos hoy aquí citaré, a ver si logro despertar de sus bucólicos modus vivendis’ los que solo atentos en stand by para buscarse un buen lugar bajo el sol en invierno, y en verano, una buena sombrita, a la espera de volver a casa  a plato puesto, y después de la siesta engancharse acodado en el sillón a ver toda la basura que emiten los “programados” programas de  información basura partidista que la nueva izquierda cocina para su seleccionar,  mutilar y enchiquerar con un bozal a los más díscolos de esta peña sin ilusiones, quizás padres de mozalbetes sin escuela y sin trabajo que eluden, o eludieron la puta mili’ y solo con cigarritos de la risa’ y litronas, se hicieron  clientes del Botellón donde se encuentran felices dejando la vida ir, sin saber, ni querer saber, lo que cocina este gobierno; el que los va preparando concienzudamente para enfrentarlos mutuamente en una posible guerra (dios no lo permitas) y tras ella si es que sobreviven, fajarse con la heredad de la hambruna y las miserias que sobrevienen tras estas hecatombes que nadie quiere ver en su horizonte más próximo, o en su cicatero y personal punto de fuga.

Fernando naranjo duran.

18/11/2020

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