Obsesión de otoños.
Son tus ojos uvas frescas
y de aceite tus retinas,
cual verdeo. ¿te imaginas?
Cuanta pasión le despiertas
a esta pluma que se acerca
a buscar sobre tu piel
tu veneno de mujer,
tus pómulos prominentes;
esos tus senos, tu vientre;
tu sentido del placer.
Un sentir yo, como mía,
esas tus carnes de nácar
sobre tus sábanas blancas
cuando la dulce armonía
en párvula sintonía
sobre cuerpos se reúnen,
sin buscar previo resumen
para una necia respuesta.
La pasión es tan honesta
que todo amor la consume.
Y gime en necesidades
el hastío cerebral
que torna ser visceral
y elude las vanidades
en pos de aquellas verdades
para un otoño crujiente.
Levántate y se valiente
que el crepúsculo es mundano
y nadie da palo en vano
cuando de amor es urgente.
Fernando naranjo duran
2-10-2019
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