-a mi hijo
Fernando-
¿Dónde mi
globertrotter
despliega su
nuevo ciclo?
Hoy embarca
al septentrión
hacia
gélidas mareas,
con un
viento favorable
a proa toda
ilusión.
Es mi propio
Marco Polo.
Es mi eterno
navegante.
Es un terco
trashumante
que emprende
aventuras solo
y no teme al
dios Eolo.
Pues la rosa
de los vientos
embarca en
sus sentimientos
cediéndole
un buen timón;
y templado
diapasón
a un leal entendimiento.
Cabalga una
quinta rueda
de satélites
flotantes,
sobre
gemelas rodantes
y en autobam’
deja estelas.
Estradas y
carreteras
sin
arbitrarios atajos,
rueda entre
perfiles bajos
de sus
tubeless, al viento,
los asfaltos
desatentos
para
sufridos trabajos.
Lleva el
alma en bandolera
y la vista
fija al frente;
esconde ser
un valiente
más, si
elude la quimera,
no escatima
ser la fiera
para
defender su honor;
y ostenta
ser un señor
ante una
sola palabra.
La que con
hombrías labra
sobre el
yunque en que nació.
Fernando naranjo
duran
11-8-2019
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