“A edil
vallisoletano don Javier de la Riva y sus antagonistas”
Cuan cercano está
Noviembre cárdeno y oscuro a veces como un serio Albaserrada’ o quizás un
Parladé ‘burraco’ entre sol y sombras,
en las tardes de este mes enamoradas. La magia del calendario que hace las
cosas cambiar en nuestra España torera. Ahora toca de difuntos, mientras se cuecen
pucheros políticos intercambiando se asuntos, prorrateando carteras, herencias
correligionarias para la tercera república que se abre paso entre “cejudos” y
abertzales sin capuchas; los que aplauden en el senado con cierta mofa la memez
de nuestra realeza exhibida en la pequeña pantalla -como la venganza de don
Mendo- aunque con cara de idiotas llevan el puñal entre dientes y alguno va
“llorica” por sus chances favoritos, ¡malditos sean malditos!
¿Adónde irán los afanes en este mes de
trúhanes y toscas doncellas con ministerios?
¿Quizás a dar dentelladas en almas ya jubiladas? Esto no es
mentirijilla, será cosa de Zorrilla o un paisano desatento que está causando
tormentos a venecianos, “ceji-juntos” mercaderes, en su importante Bienal;
menudo berenjenal fue su edil y la novicia Lady “charini” búsquense un
rinconcito para una gran bacanal, procuren usar condones -lo acaban de autorizar-
en programas regionales gastando el parné a raudales para los adolescentes. Que
no se alarme la gente, son signos de progresías, y charangas del tío Honorio
mezcladas con el Tenorio merendando en los “tosantos” En la Hostería El Laurel,
¿Cómo son tantos tunantes, y tantos al mismo pastel?...
¿El burlador de Pucela?
Blasón, León de la Riva,
su piropo a la deriva
sorprendió a débil gacela
que sueña con Luís Candelas
del Madrid de los chisperos!
¿Más, odiaba a los toreros
esta dama celestial?
Y no acudió a la Bienal
que dio este galán de Olmedo!
¿Pero la historia
no es de don Juan y doña Inés con aromas de Sevilla? Ay Señor Comendador! Por las
calles de la villa relucen espadas y hebillas en disturbios pendencieros, con
novicias acuarteladas en conventos y plazuelas con naranjos. Deje pues, que discurra
la aventura entre lances y amoríos y olvidemos el mañana que se funda en un
ayer y en un bello atardecer juguemos a tarambanas, entregados sin fisuras a
lomos de la locura, no nos alcance su tedio y el río cruce por medio sajando
estas orillas de la inefable Sevilla, despierta y madrugadora en su mercáo de
“Entradores” Adriano, Antonia Díaz, calle
Iris, “rosas y espinas” o callejón “de
grana y oros" Puerta falsa maestrante y corazón del baratillo, donde yo
desde chiquillo en taurinos amoríos me cautivara su aje’ fino ambiente costumbrista,
clasicismo con tronío y suspiré por su duende en sus abriles feriados en el “Práo
San Sebastián” y jardines de Murillo, Real Venta de Antequera, saltaba yo talanqueras,
ágil -todo barbián- hoy noviembre me refresca la memoria y dice ¿A dónde vas? ¡No
te permitas locuras en que este, mes del Tenorio ¿cuántos signos y palotes
tuviste tú que aprender, para ahora merecer seguir vivo entre tanta gente? Y yo
me callo prudente. Siempre aprender, y aprender.
Ay don Juan ¿que soy
doncella?…
Y en esta apartada orilla
en donde aún la luna brilla
mis carnes lucen más bellas
y ansiosas por su querella,
mi sutil melancolía
sueña viril sodomía!
Hágame por siempre suya
y de mi furor nunca huya
lo haré feliz noche y día.
Por unir nuestras razones
le doy gracias a Zorrilla
y a los duendes de Sevilla
que por pares o por nones
enlazan los corazones
¿en amores, o amoríos?
Las penas vayan al río
no nos hagan naufragar,
lo mejor es fornicar
haga calor o haga frío.
Y vamos a los asuntos,
a nuestros asuntos propios,
bajo los signos escorpios
seremos siempre presuntos;
hasta ser más que difuntos
en amor tan arrogantes!
Pero no siempre triunfantes
por razones de esta vida
que torna descolorida
por tan ilusos rampantes.
Y no falten los tenorios
que siempre ponen la guinda,
ni una Inés, o una Florinda,
que luzca sus abalorios
más después ha sanatorios,
para poder subsistir
mi palpitar y sentir
mermado en esta pelea.
Iré tomar mi jalea
y volveré a combatir.
Fernando naranjo
26-10-2010
@registrado el derecho de
autor.
Del baúl de mis recuerdos…
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