Si mí tinta
no estimula
ni despierta
ya un sentir,
pues, espesa
coagula
ante el
compás del parnaso
donde
fluyera feliz,
disfrutar
quiero el olvido
de un retiro
autorizado,
donde apagar
de un suspiro
el mal sabor
de las cosas
que uno a
ley, se haya ganado.
Nunca nada
es para siempre:
solo la
noche y el día,
ahora
imperecederos.
No forcemos
la empatía
ni al
demonio de los celos.
Abogo un
sentir sencillo,
mi ser, no
da para más:
sigo siendo
aquel chiquillo
que quiso
hacer tantas cosas,
más, todo
quedó en soñar.
Fernando
naranjo duran
16-2-2018
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