SATURIO
(a mi orgullo ibérico; el que también tiene
derecho a equivocarse)
Abucharado
me tenía un asuntillo que fue tomado vuelo a partir de un “soplo delator” por
parte de un necio y taurino “gabinete de prensa” y juro que jamás podría
suponer su trascendencia en la que, mi reputada honestidad quedaba en
entredicho. No estoy acostumbrado a tragarme mis propias palabras, puesto que
siempre las había sometido a juicio antes de darle fiesta. ¿Pero mira por donde
en esta ocasión estaría el oficial de guardia en la cantina, o vaya usted a
saber? Y formaron consejo de guerra a mi pluma jaranera, y al sistema vascular
que impulsaba mi emoción en esos instantes en que sometieron a sumarísimo
juicio a este corazón enamorado, por negligencias de algún “relés" que en
mis hemisferios no estuviera pendiente en su puesto de servicio" como guardián
de “la caja negra” de mi añejo automotor.
Me sentí enfurecido por
la saña que empleó hacia mí aquel “Divo” de la escritura, al que no tardó en
dar respuesta mi poco afortunada y bisoña arquitectura literria, aún sin
conseguir “birrete” la que después de contar varias veces “hasta cien” dio le respuesta
con cierta dureza, y fueron censuradas a
su vez por un “tartamudo y necio coro de grillos” que abrevaban de entre los
níscalos que retoñecen en ese paraje evocador
del “Mesón del buen
Inquisidor” regentado por el
renacentista y plateresco plumífero
"Maese Francisco Callejo" diestro en esgrimir estilográfico
adminiculo desde su taurino plastrón, intentando abacorar" mi corajudo sentir, que, por esta ascendencia -cristiana-judeo-arábica-
plenas de rarezas, aún confusas para mí,
en esta vieja piel de Toro, y habiendo nacido al sur de la vieja Iberia, porto desde mi niñez, la inmediatez con qué me solicita el hervor de
mi puchero y sus emergentes destellos, estos que a veces, son difíciles de
controlar. Y como punto final, es de mi honesta intención dar “puerta, o
carpetazo” a este enrarecido asunto que me ocupaba.
Quimeras.)
¡Pardiez!
¿Que si hay desventaja?
Sí jamás
blandí un florete,
y este
pollo me arremete
esgrimiendo
gran ventaja!
Pretende
cruel mi mortaja,
barbián
envalentonado,
y aunque
seas licenciado
este
bardo no se raja!
Pero se
siente agraviado
por tu
estilo malandrín,
truhan
versallesco y ruin
de
escribir enrevesado,
no te
habría sospechado.
Me has
tendido una celada
y en
traidora puñalada
me has
dejado al desabrigo,
en boca
de algún testigo
de lengua
sucia y osada!
Agudos tus
alfileres
y humildes
mis garabatos,
a desacostumbrados
tratos
que hoy tu
astucia les infiere,
En un
trance de arrebato
si
pudiera hacerte sangre,
sangraría
tu cochambre
¡Que ni
ante dios me recato
en
sofocar al pedante!
Cuánto
bien hiciera el hambre
en un
burgués arrogante,
serafín
de necio estambre,
plumífero
malasangre
de
venerado tintero.
Maldigo
yo el negro cuero
en el que
pende su estoque!
Quiera
dios no le revoque
bajo el
ala del sombrero.
Saturio.
No trae
buenos augurios
alancear
los molinos
de un río
con buen destino:
solo me
subió el mercurio;
pues el
Duero abajo amansa
cuando
plácido remansa
por su
ermita sin enfurios.
Fernando
naranjo
11-1-2011
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