Entre el Puerto y Cartagena.
-Sánchez e Iglesias-
Deshonestos, desabridos
dos supuestos mandarines
portan sus egos subidos
que, a su rey, hacen vasallo;
dos vasallos malandrines.
Dos desafiantes que afanan
tunantes e insolidarios.
Para ellos, pena haragana
de caracteres medievos
con más cuentas que un
rosario.
Quiera dios que en dos
presidios
los vigilen legionarios,
entre el Puerto y Cartagena;
por villanos e iracundos
no hallen indulto a sus
penas.
Y a su séquito de acólitos
aguarden duros castigos
por haber dejado atónitos
a toda la gente honrada
que inducen hacer mendigos.
Como un franco tirador
alargo mi pluma escueta,
y mantengo en su visor
vigilante y cazador
mi objetivo cual poeta.
Fernando naranjo duran
14-11-2019
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