Densidades.
Por esos
clisos de almendra
con iris de
verde oliva
y compás de
espeso aceite;
penetrante y
sensitiva
intimida su
mirada,
más, ya
donde huir, no resuelve.
Ni del
extremado sol
que le
impuso esplendidez
sobre una
tierra rojiza,
a
inquisidora mirada
de ovalado
rosicler
que
apresura, o eterniza.
De paladar
anisado
idílico
bebedizo,
fina flor,
del aguardiente:
desflorada y
desolada
ayer no
cuajó en hechizo;
embriaguez
equivocada
un
imprudente desquicio
que acabó
sin mucha suerte.
Define mi
estrofa seria
bajo erguido
cuello cisne,
torso de
senos sedosos
turgentes y
temblorosos
donde una
breve cintura
tras
tempestad parabólica,
sobre
caderas armónicas
urgen cadencias
y usuras.
De sus senos
absorber
calostros
fríos y amargos;
malestares
con recargos;
un mal de
amor del ayer,
que quizás
un lucifer
no supo
considerar.
Madre y
buqué del buen vino;
¿si yo
pudiera escanciar
esa solera
sensual
y firme,
andar el camino?
Fernando naranjo
duran
1-9-2019
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