Por recóndita que seas
hazte visible a mis ojos,
a la mar de mis mareas.
Eres tea en mis infiernos,
cascada para mi sed,
mi enamorada quimera.
Si se me acaba la vida,
mujer;
te buscaré antes que a nadie
en tu recóndito espacio,
para morir muy despacio
mientras tú me insuflas aire.
De mi tenue poesía
o daltónico arrebato.
Eres la luz de mis días,
la musa y diva elocuente
que dibujo en garabatos.
Fernando naranjo duran
1-7-2019
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