lunes, 15 de febrero de 2016

Acentos..


Olivenza. “Las Noras”  Piriz..  Todos con un fuerte acento se ganaron a pulso las respectivas tildes que yo desde mi habitual puesto de observación ambulante  les otorgo por derecho propio. Olivenza en su escorado  y nostálgico  lugar,  al suroeste  de esta provincia extrema,  es sin duda una  ciudad con un carisma especial; pues antes de  ser  de España ya lo fue de Portugal..
Olivenza  es un núcleo ciudadano amable,  comunicativo y por tanto cercano; chamuya un acento singular y muy  mundano. En sus calles, plazas y recoletas plazuelas no sabes  si estuvieras en alguna ciudad de  México. En la inmediata Andalucía, o  saboreando el aroma  de un café con asoleradas soñolencias de la  Lisboa antigua y señorial. Conserva y expone esta, a la venta ese batiburrillo tan suyo en su acentuado lenguaje campesino y coloquial..
Olivenza es  puerta  de la ‘Janda extremeña’ ganadera de bravo entre alcornoques y encinas;  dueña y señora de un micro clima que busca aromas fluviales hacia el sur, bogando sobre el Guadiana  su destino atlántico para hacerse universal.  En estos andenes ya próximos  al confín de Sierra Morena es habitad del ganado bravo y el cochino Ibérico por excelencias; donde se asentaron siempre hierros  ganaderos de fuste y postín..
Sobre el sendero que nos conduce  al antes mencionado sur, dirección  Alconchel se encuentra el sencillo y austero cortijo, emblema de esta noble y sencilla familia de Bernardino Piriz  “Las Noras” donde  su Sr. Padre don Bernardino Piriz Carballo,  tuvo a bien fundar y grabar a fuego su acento de ganadero antiguo  a esta ganadería allá en los años cincuenta con reses  Cunhal Patricio: sangre de Tamarón  en su origen Parladé.  Entipados;  bajos y reunidos, bonitos  de cara; con los que hicieran soñar el toreo  de otro tiempo a figuras de la talla de Manolo Vázquez, Angel Teruel,  Curro Romero, Manzanares padre;  Luis Reina;  Enrique Ponce,  Antoñito Ferrera; y un sinfín  de toreros que pasaron por esta seria y honesta finca de bravo en donde fueron atendidos con toda gentileza, todo aquel aficionado que pasara por allí como es el caso de este, su servidor;  que ahora suscribe..
Mi relación  de amistad con esta familia se remonta a los años sesentas; que  en mi calidad de industrial feriante asistía a las ferias de Olivenza con mis autos de Choques, y tuve entre aquella  juvenil clientela a Juan Antonio Piriz  Borrallo; con el primero de los hermanos que  hice mi contacto de amistad..  Aún  recuerdo  colgada en la Taquilla de mi auto-choque;  aquella foto de un  utrero;  algo burraco,  entrepelao, de Nombre “azucarero”  herrado en “Las Noras” obsequio de Juan Antonio Piriz; el que solía  darme compañía  en aquellas tardes noches de feria oliventina  ocupando  una butaca  contigua a la mía  vendiendo fichas.. Después fui conociendo al resto de su familia.. Cipriano,  Coque,  Bernardino (contemporáneo mío) así como a sus hermanas y  a su Sr, padre..
Bernardino fuera, el que una medio día de feria tomando unas copas en el Casino en un ambiente taurino de propia vitola; me animo a ver la novillada  de aquella tarde, recomendándome  la presentación de un jovencísimo novillero valenciano que se acartelaba como Enrique Ponce.. Con los Piriz Borrallo  siempre me uniera la afición a los toros como otros oliventinos ya fallecidos  Jerónimo “Jero” y su hermano que expendía las entradas en la taquilla de la Plaza; Antonio el de Pensilvania.. Marceliano y Pablo Ortiz.. Exquisitos aficionados de una época en que solíamos coincidir en festejos de su Olivenza y Zafra como en Almendralejo;  Badajoz, Jerez de la  Fra,  y Feria de abril sevillana..
Podría seguir relatando gratas situaciones compartidas con personas de esta ciudad tan singular en donde tuve infinidad de relaciones.. Manolo Juan, el antiguo “Droguero”  Luis Heredero;  el de “Cuatro Caminos”  (Lugar de parada obligatoria  a la hora del almuerzo) y un sinfín de personas,  y  personajes  tan castizos que diera esta bella ciudad de Olivenza. Como para escribir un “libro de viajes”..  Hoy al decidirme a escribir por el amigo ido, este modesto artículo, me inunda la nostalgia por otros tiempos quizás mejores,  aunque de fatigas por el duro trabajo  realizado  como eterno trashumante dedicado al noble oficio de ir de feria en feria buscando con honradez  y espíritu de serio comerciante atendiendo  mis atracciones; hoy  me siento muy satisfecho por el deber cumplido ante la ley de mis mayores, (los que me inculcaron mi afición al Toro)  todos dedicados  al mismo trabajo, del que ahora ya jubilado ostento como tercera  generación ser el  ’decano’  de esta longeva y extensa  familia de feriantes..
Fernando naranjo duran

15-2/2016

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