De poder a poder
Tarde para comérsela, disfrutando desconocida y arrebatadora
emoción, que en esta feria hizo su presentación, como si nunca  se hubiese asentado  por el Paseo Colón, y es que con esto de que
“los mengues” no quiera atolladeros para seguir contando parné con toda la
alevosía, diurna y sin poder aplicarle el agravante de la nocturnidad, pues
pasa lo que pasa.
Hoy solo decir que la corrida estuvo en tipo para su  procedencia y reata, y que todos
estuvieron  a la altura, (o casi todos) pero
un servidor  cuando saltó a la arena el
cuarto de la tarde, ya no tuve ojos para otro espacio, todo lo ocupó el conjunto
armónico y fiero que protagonizaron el Juli, que más valdría llamarle Don
Julian, pues ese diminutivo debiera ser desterrado ya, y para siempre. El otro protagonista
fue el cuarto de lidia ordinaria, “Zurcidor” negro como la sombra y la pena, bajo,
hondo, badanudo y serio, con dos pitones 
acapachaos como dos guadañas, con mucha plaza, y mucha clase, con una
potencia inacabable, queriéndose comer a Julián y a su muleta de postre…Fue
violento y fugaz  con los montados, y
se  fue de  largo a los banderilleros, después creo
recordar que en los medios y en la danza 
de querer compartir escena con  el
maestro, este se puso a zurcir una bien trenzada red  para enjaular este tiburón de las dehesas andaluzas
que no me dio tregua para desparramar la vista, centrando toda mi atención en
la pelea , visión de bella escultura que protagonizaron ambos, en un toma y
daca que parecía no tener fin, para 
después recetar una estocada resolutiva, 
que otorgara las dos orejas, superiormente merecidas..
Fue aplaudido el Torrealta, en el arrastre. ¿Quizás  una 
vuelta al ruedo? El quinto “viajero” castaño, cuajado y hondo que  mansea y airadamente va al caballo arreando,
saliendo suelto  y acechando a banderilleros,
huye con peligro. Coge  la muleta
J.M.Manzanares, con garbo,  temple y
valor hacia la boca de riego, y le plantea 
una reyerta en toda su extensión que culmina en una obra de arte, por su
armonía exquisita y  muy emotiva que
finiquita, con un atracón dejando la espada 
ligeramente contraria dando fe de su entrega. Al intento de cachetear al
toro, este le lanza un hachazo a la mejilla al buen tercero  Blázquez .
Y de Luque, pues ¿que no se encontró al parecer? tampoco
tuvo un lote muy agradable. Sevilla como siempre, guapa, guapa!... Después.
Todos al Real la feria!..La vida sigue su curso inexorable, (Afortunadamente)

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