-A mi hijo Fernando-
Nació para caminar,
legado fuera tal cargo;
a él no le pesan los fardos
que arrastras pueda llevar.
Él suele rodar, trotar,
por horizontes distintos
donde vuelen sus instintos
lejos de toda comedia.
Es hondo y sin periferia
con aromas de jacintos..
No lleva reloj ni anillo
por vanidoso sentir;
ni tiempo de discutir;
tampoco; por ser sencillo.
Ni pistola ni cuchillo
el sabe andar por si solo;
calibrar a los “bartolos”
y a treinta pasos sostiene
el aura de aquel que viene
a quererse comer todo.
Es ágil; y no es veleta
de girar a cualquier viento;
de agreste temperamento
si el trato, trata, de tretas
elude a todo profeta
con vitola de fullero,
y de afán farandulero
cual rata de alcantarilla.
Él se debe a su semilla
y labra su propio credo.
Sobre un caballo mecánico
y a veces en bicicleta,
es de visita completa
donde el rubor se hizo pánico;
si no es terreno volcánico
ha de sembrar girasoles;
sin importar los ardores
que el concienzudo azadón
le provoque al corazón
esos momentos mejores..
fernando naranjo duran
30-12-2016
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