domingo, 11 de junio de 2017

¡!Va por ellos!!!


Uno podría tener material de primera mano a cada rato, ha cada día y cada noche al ir en busca de mí apreciada horizontalidad, puesto que se van desencadenado situaciones por doquier para cualquier erudito de las efemérides que no dejan a nadie indiferente. Hoy hemos presenciado la última de San Isidro en las Ventas, en que se anunciaban a bombo y platillo  el broche final con toda una corrida de MIURA en la que se acartelaba el matador Dávila Miura,  ingeniero o el licenciado en leyes, que ahora no recuerdo  (según el amigo Enrique ‘el bolo’ ) que a su vez lo es  y mucho de este torero sevillano, que tuvo la ilusión y la decencia de despedirse con una corrida de la casa, la que  se lidia en la ciudad del Oso y el Madroño hace no sé cuántos años.

Hasta ahí, podríamos contar sin tener que omitir detalles, pero como los detalles se suceden en cadena, tampoco es para ir escamoteándolos, puesto que estamos según dicen algunos en pleno derecho democrático para dar nuestra opinión. Como  también acogernos aquello de “división de opiniones” que tanto se estilaba cuando yo tan solo era un párvulo zagal de otra época.
No entraré en cuanto cobra la familia Miura por este saldo que trajo hoy a Las Ventas, (y sin derecho a dos de repuestos)  O sea dos ejemplares más como ‘remiendo de sobreros” en este epígrafe el que  por mi fuera  siempre obviado, como lo del  zarzuelero “Barbero”  de Lavapiés o aquel algo más lírico “El barbero de Sevilla” o sea que yo me tomo el café de espaldas con todos estos enjuagues del taurino de profesión, como de los ‘holligans’ del taurineo en activo. Nada me importa de tales asuntos. Pero sí aquello de que las corridas se caigan por su propio peso sin apenas tener que intervenir el cuerpo de los “caballeros pardos” ¡No hay derecho!

Me parece una falta de respeto hacia todo aquel que pasa por taquilla (algunos esperando ver  como seis leones se comen a tres cristianos)  o aquellos que siguen embobados tras la leyenda de Linares y tantos otros puntos donde perecieron corneados un ramillete de nuestra valiente torería que regaron con sangre nuestras ardientes arenas en tardes de sombra y sol. O sea que de Miura hoy ni hablar, ya Rafaelillo le cogió un pitón al cuarto, poniendo en entre dicho aquellas famosas frases  de la seña Gabriela, como la del ganadero que se sentía orgulloso de que a sus toros nadie le tomaba un pitón. ¡Qué cosas señor!

Este “restillo”  que saltó por breves momentos a la arena venteña, más parecieron zancudas y jóvenes jirafitas de ‘pezuña abierta’ por cómo movían sus trenes delanteros y traseros de un tercio a otro, con cara de niños y sin remarte alguno solo ese al que el murciano tomaba su pitón. Qué cosas dios mío y así no pudo el torero de la casa tener la honrilla de finiquitar a dos de su temida casta Cabrera. Rafaelillo como siempre dando de si su corta talla física para hacerse grande ante estas bueyadas de turno, puesto que es donde él se encuentra, como hoy derrochando aparte del valor, el gusto tesonero que atesora. Rubén Pinar pasó también de puntillas por este evento mal enjaretado que acabó con un buen Ventorrillo en  manos de Dávila Miura que aunque no tenga ni pizca de esa gracia pajolera que siempre se atribuyera a los nacidos a orillas del Betis, si anduvo con aseo campero sobre este anillo venteño.

Creo que esto de criticar no es lo mío, pero en algo tengo que entretener esta longeva actitud que no me deja parar quieto ¿No sé si lo hice bien pero me ha salido de carrerilla y esto me emociona a mí mismo sin tener que sacar boletos de “balconcillo”. Bueno solo quería ser atento con la gente seria y nada más, y no sé si emplazarles para este fin de semana que aún quedan tres festejos en las Ventas y alguno de relumbrón.


 Esta crónica  se la dedico  a un ramillete de amigos y coetáneos que vemos cada  tarde desde el mismo tendido, las mismas cosas.. Desde el platillo de mi mesa de trabajo ¡Va por ellos!..

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