Pastora.-
Cual flor de jara eres tú
que no hay viento
que te pueda doblegar.
Hoy provocas mi inquietud
intermitente y coqueta
desde un soñado lugar.
Fina flor junto al romero
que abre la fría mañana.
Piconera en mi brasero
dando aliento a mi tintero,
madrugas para ser musa
y en mi pluma sin escusa
pastoreas muy temprana.
Madrugadora te atusas
para hacer frente a los días
de inminentes sacrificios;
poder quisiera ayudarte
allá en tus faenas diarias
y abrazarte mi avaricia
mientras oficias oficios.
De galopar tu alazán
esa loma en tu altiplano;
mis ojos os seguirán
enamorados, sumisos,
mientras tu pulso es sereno
es el mío quebradizo.
Hasta me atrevo a decir,
¡Pastora! ¿cuánto es tu anhelo
allende tu soledad
que, bajo rayos y truenos
sigas fiel a tus labores
y a tus sufridos amores
sin desfallecer jamás?
Mientras guardo cuarentena,
Pastora, yo pienso en ti
y en la Reina de los ángeles;
en las dos.. ¡qué sin vivir!
Es saber que no serás
para mí una compañera,
y ayer me lo ha dicho el aire.
Antes que cambien las horas
voy a decirte dos cosas.
Hoy yo sé que me prefieres;
pero tus otros quereres
te retienen a deshoras.
Más, tú sabes que galante
en tu arriarte, planto rosas.
Fernando naranjo duran
27/03/2020
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