jueves, 30 de abril de 2020

Holocausto. -



                              Holocausto. -


¿En qué hemos convertido nuestro hermoso país?  ¿Qué demoníaca maldición nos ha gafado? Tantos ataúdes que solo creo fueran superados en 1936 en nuestra guerra entre hermanos; o aquella que libraron los nazi-onal-socialistas desde 1939 al 1945. Sucesores de los que profesaron la misma religión en la vieja Alemania. Los qué ayer se entretuvieron afanosamente en una siniestra matanza, asesinando y “evaporizaron” a los hijos de Abraham. Desgraciadamente hoy tan enraizada en los que como emperadores gobiernan y someten en nuestra patria; donde se fue apagando aquel sentir patrio que supo dar un paso al frente para detener todo mal que acechara nuestro sentir de quijotes.
Insólito que hoy nos gobierne un gabinete hecho de fraudulentos y desgraciados retales de inapropiadas procedencias, las que improvisadamente tratan de gobernar este viejo y culto país, cuyo idioma domina un contingente de casi cuatrocientos millones de seres. No es de recibo que una pandilla de desalmados con chaqueta y sin chaqueta traten de conducir un pueblo de tamaña categoría, a base reales decretos elaborados en el zaguán de un palacete en mangas de camisa, tratando de aborregar y postergar a una obediente ciudadanía, ofreciéndole un apesarado salario (sin trabajar) impidiéndole su iniciativa propia y libertad de expresión tan característica en países dominados por la autocracia de modelo bolchevique.
¿Es que un país que sale a desayunar todas las mañanas al café de enfrente y después de la hora del Ángelus se acoda en los mostradores y terrazas de nuestros bien acondicionados bares a dilucidar sobre los bien pagados jugadores de nuestra liga de élite profesan la religión comunista?
Porque del arte de Cúchares (se nos tiene prohibido hasta de asistir por esta tropa nacional socialista en los brazos de independentistas de tres al cuarto) la que sigue dando oportunidad de hacer descontrolados y magnos botellones, generadores de broncas entre nuestra juventud, dejando tras de sí una estela de suciedades impropias de un país civilizado.
Como sin observar la hora de cierre de bares de copas y putiferios en los centros de la ciudad, violentando el descansar a los que tienen que salir temprano a trabajar, como aquellos que ya lo hicieron y merecen un sosegado descanso, interrumpido por los noctámbulos de turno que pasadas las tres de la madrugada aún siguen vociferantes en sus noches de farras. ¿A todos estos les interesaría un régimen comunista?...
Mientras realizo esta modesta queja, continúan las ambiguas arengas políticas en los medios afiliados al Régimen. (en su mayoría comprados con suculentos salarios) deslizándose  entre aquelarres informativos su embustero viajar a ninguna parte con palabras zarandeadas, de vaciado y viciado contenido, en amañadas ruedas de prensa que nos tienen hasta las pelotas a la gente seria que observa como solo han venido a meterse en nuestros hogares para martirizarnos mientras dejan pasar el tiempo sin legislar nada coherente y de provecho para la atemorizada ciudadanía, que no se atreve a decir ni mú, ante esta especie de “gendarmes desconocidos”.
Ahora cuando lleguen a obligarnos a pagar lo que con su vehemencia han ofrecido alegremente a los damnificados, será hora de hacer cuentas y pedirles cómo después de encerrado todo el país, y cerrar toda la industria arruinando el país por su negligente y arbitraria manera de obrar,  en pos de  los enemigos de nuestra fe y  la justicia de los hombres,  hoy tratando de manipular a su antojo. También habrá que solicitar un serio y severo juicio como aquel de Nuremberg, y desterrar su desfasada religión bolchevique, que tanto somete y maniata a los seres humanos en pleno siglo XXI.

Fernando naranjo duran

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