Del sotobosque.-
Escapó cual cenicienta
la musa del sotobosque,
la que apenas sin dar
cuenta
ni tiempo para un reproche
con su custodio se fue
y no volvió aparecer
al quicio de mi ventana.
¿dónde? esta hermosa mujer
que encendió y dejara
arder
mi condición casquivana.
Escapó de mis parámetros,
de mi visor a distancia;
enajenó a más kilómetros
mi bucólica esperanza
y mi necia cuarentena
dejó de atisbar la pena
que gobernó a mi gobierno
y en noche suave y serena
el halo del hada buena
me liberó del infierno.
Más, la brasa sigue viva
de ese picón que aun
resiste
al amor de mi badila
y al tintero que me asiste
que enamorar no supieron;
y a su encanto perecieron
por estar enamorados
y hoy mis celos
pendencieros
buscan su aroma a romeros
que el viento ha
enajenado.
Fernando naranjo duran
02/04/2020
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